UNA LINDA CAMPESINA EN EL ARROYO
(Chapucería)
Fui un atardecer al río
buscando sus aguas claras
y después de largo rato,
vi en la ribera del charco
llena de helechos y lirios,
dos grandes botones blancos
en el follaje escondido.
Alargué con gran cuidado
el brazo para alcanzarlos…
tomé los dos en mis manos,
se revolvió todo el charco,
se estremecieron los lirios,
porque los dos se escaparon,
entre mis dedos lascivos.
Sentí miedo, tuve espanto,
¿Si serán cosas de brujas,
o pertenecen al diablo?
Luego me alejé del río,
pero me quedé atisbando,
ya cuando el sol se ocultaba
y la luna aparecía,
una diosa deslumbrante,
contorneándose de frío
salió corriendo del río.
Lleva en su desnudo pecho
los seductores botones…
¡princesa, que yo los quiero!
Le dije, y me contestó…
no mozo, son de los hijos
que puedo tener con vos, si me
ofreces matrimonio,
en el templo del amor.
Y en la sombra de un jarino,
me puse a darle calor
bajo promesa de amores
los dos botones me dio.
La moza no era el diablo
¡era una virgen, por Dios!,
La que me salió del río
dos botones me entregó con
dos copitas de alabastro
rebosantes de pudor.
Néctar divino de los dioses
servidos por el amor de
una moza que fue al río
y que este mozo la encontró.
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